La tele de tórax y la radiografía convencional son estudios por rayos X que ofrecen imágenes de la cavidad torácica, pero presentan diferencias técnicas y clínicas importantes. Ambos exámenes evalúan pulmones, corazón, pleuras y estructuras óseas, pero la tele de tórax se caracteriza por proyecciones específicas y un calibre de detector diseñado para optimizar la visualización del tórax completo. En cambio, la radiografía normal puede referirse a cualquier placa simple en posición genérica, sin protocolos de proyección estandarizados para patología torácica.
Principios técnicos de cada estudio
La tele de tórax emplea un foco a detector de gran distancia (al menos 1.8 metros) que reduce la distorsión de la silueta cardíaca y mejora la resolución de los detalles pulmonares. La radiografía simple o “normal” suele realizarse con distancias foco-película menores, adaptadas a exploraciones generales (columna, abdomen, extremidades). En la práctica clínica, la tele de tórax se realiza con valores de kilovoltaje más altos (110–120 kVp), lo que permite una penetración adecuada y un contraste óptimo entre tejidos blandos y aire.
Proyecciones y posicionamiento
En la tele de tórax, las proyecciones estándar son posteroanterior (PA) y lateral, garantizando una visión bidimensional completa. El paciente se posiciona de pie, hombros rotados hacia adelante, con inspiración máxima sostenida, favoreciendo el descenso del diafragma y la máxima aeración pulmonar. La radiografía normal puede carecer de estas especificaciones: a menudo se obtiene una única proyección anteroposterior (AP), incluso en decúbito, lo que produce aumento aparente del tamaño cardíaco y reduce la visibilidad de estructuras posteriores.
Calidad de imagen y detalle anatómico
La tele de tórax provee un mayor nivel de nitidez y menor distorsión de la silueta cardíaca, facilitando la identificación de infiltrados, cavitaciones o nódulos pulmonares. Además, el uso de detectores digitales de alta resolución mejora el escalado de grises y permite postprocesamiento de imágenes. Por su parte, la radiografía convencional en proyección única puede presentar menor contraste y resolución, siendo suficiente para evaluaciones rápidas de fracturas costales o posicionamiento de dispositivos, pero menos precisa para diagnóstico pulmonar detallado.
Dosis de radiación y accesibilidad
Aunque ambas técnicas usan la misma fuente de radiación, la tele de tórax optimiza dosis a través de la configuración PA, reduciendo exposición directa a órganos sensibles como la mama y el tiroides. La radiografía normal, en proyección AP, puede implicar dosis ligeramente superiores en estructuras anteriores. En cuanto a accesibilidad, la placa torácica se ofrece en prácticamente todos los servicios de urgencias y consultas externas; la radiografía genérica está disponible en unidades móviles o de cabecera.
Indicaciones clínicas y limitaciones
La tele de tórax se recomienda ante sospecha de neumonía, tuberculosis, derrame pleural, neumotórax, cardiomegalia o seguimiento de EPOC. Su estandarización la convierte en el estudio de elección inicial para patología torácica. La radiografía normal tiene indicaciones más amplias y rápidas, ideal para pacientes encamados o valoraciones generales fuera del contexto pulmonar. Ninguno de los dos reemplaza estudios avanzados como tomografía computarizada cuando se requiere investigación de lesiones pequeñas o mediastínicas profundas.
Realizarse una tele de tórax cuando el especialista lo indique favorece el diagnóstico oportuno y el manejo adecuado de enfermedades respiratorias y cardíacas. Cuida tu salud y realiza los estudios de laboratorio e imagen que te recomiende tu médico para mantener tu bienestar.


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