Cada vez más empresas, instituciones educativas, centros deportivos y espacios públicos están incorporando desfibriladores como parte fundamental de sus protocolos de seguridad. Y no es para menos: estos dispositivos han demostrado ser cruciales en la atención inmediata de una emergencia cardíaca, donde cada minuto cuenta. Sin embargo, instalar desfibriladores no es el final del camino. Para que realmente sean efectivos, es vital conocer las normativas que regulan su uso y mantenerlos en óptimas condiciones.
Contar con desfibriladores va mucho más allá de colocarlos en una pared visible. Requiere compromiso, cumplimiento legal, responsabilidad operativa y una cultura de prevención. A continuación, se abordan los puntos clave que toda organización debe tener en cuenta para garantizar el correcto funcionamiento de estos equipos y el cumplimiento de la legislación aplicable.
Legislación y obligaciones sobre desfibriladores
Las leyes y regulaciones relacionadas con los desfibriladores varían según el país, e incluso según la región o estado. No obstante, en muchos lugares ya se ha reconocido la importancia de su instalación obligatoria en sitios con gran afluencia de personas. Esto incluye estadios, aeropuertos, centros comerciales, estaciones de transporte, universidades y empresas con un número elevado de empleados.
Algunas normativas establecen lo siguiente:
- Obligatoriedad de instalación: Determinados espacios están legalmente obligados a contar con al menos un desfibrilador de acceso público.
- Ubicación visible y señalización clara: Se requiere que el equipo esté instalado en un lugar accesible y perfectamente identificado mediante señalética internacional.
- Registro del equipo: En algunos casos, los desfibriladores deben estar registrados ante autoridades locales de salud o protección civil.
- Capacitación del personal: La normativa puede exigir que cierto porcentaje del personal esté capacitado en el uso del desfibrilador y en reanimación cardiopulmonar (RCP).
- Notificación a emergencias: Algunas leyes indican que, al usarse un desfibrilador, debe notificarse al sistema de emergencias médicas para asegurar seguimiento y atención posterior.
Estar al tanto de las obligaciones legales en tu localidad no solo te permite cumplir con la ley, sino también proteger a tu comunidad o equipo de trabajo. Consultar con autoridades sanitarias o de protección civil locales es un paso recomendable antes de implementar o actualizar un protocolo de desfibrilación.
Importancia del mantenimiento preventivo
Instalar desfibriladores sin un programa de mantenimiento es un error frecuente. Como cualquier dispositivo electrónico, estos equipos requieren revisiones periódicas para asegurar que funcionarán correctamente en una situación real. Un desfibrilador en mal estado puede no activar la descarga, fallar en la lectura del ritmo cardíaco o simplemente no encender, poniendo en riesgo la vida de una persona.
El mantenimiento no es complicado, pero sí debe ser constante y sistemático. Los fabricantes suelen incluir recomendaciones específicas en sus manuales, pero existen prácticas generales que todas las organizaciones pueden implementar:
- Verificación visual diaria o semanal: Checar que el equipo esté en su lugar, que la señal de estado esté en verde (o en la indicación de “listo”), y que no haya daños físicos visibles.
- Revisión mensual: Confirmar la fecha de caducidad de los electrodos, estado de la batería, limpieza exterior y conexión de los accesorios.
- Cambio de baterías y parches: Según el modelo, las baterías pueden durar de 2 a 5 años. Los parches suelen tener una vigencia menor. Ambos deben reemplazarse antes de su fecha de vencimiento.
- Simulacros periódicos: Realizar prácticas con el equipo (modo entrenamiento si está disponible) ayuda a detectar fallos y familiarizar al personal con su uso.
Algunos desfibriladores cuentan con autodiagnóstico automático. Estos equipos realizan pruebas internas diariamente y muestran una señal de advertencia si detectan alguna falla. Aun así, es recomendable complementar esta función con revisiones manuales periódicas.
Registro y documentación del mantenimiento
Mantener un historial actualizado de las revisiones y acciones de mantenimiento de los desfibriladores es una práctica recomendada e incluso exigida por algunas normativas. Este registro debe incluir:
- Fecha de la revisión.
- Nombre de la persona que realizó el control.
- Estado general del equipo.
- Fecha de caducidad de parches y baterías.
- Observaciones o acciones correctivas realizadas.
Además de servir como respaldo ante auditorías o inspecciones, esta documentación permite llevar un mejor control sobre la vigencia de los insumos y ayuda a prever gastos relacionados con reemplazos o actualizaciones.
Capacitación continua: parte fundamental del cumplimiento
No basta con tener el equipo en perfectas condiciones; también es necesario que haya personas capacitadas para utilizarlo. Aunque los desfibriladores automáticos están diseñados para ser operados por cualquier persona, contar con formación adecuada permite actuar con mayor rapidez y eficacia.
La capacitación debe incluir:
- Reconocimiento de los signos de un paro cardíaco.
- Llamada correcta a servicios de emergencia.
- Maniobras básicas de RCP.
- Uso del desfibrilador paso a paso.
- Procedimientos posteriores a la atención.
Es recomendable que las organizaciones realicen al menos una capacitación al año e incluyan el uso del desfibrilador en sus simulacros de emergencia. Algunas instituciones ofrecen certificaciones válidas por uno o dos años, lo que también puede fortalecer la cultura de seguridad dentro de la empresa o institución.
Actualización de equipos y cumplimiento tecnológico
Como todo dispositivo electrónico, los desfibriladores también evolucionan. Es importante estar al tanto de las actualizaciones de software que puedan lanzar los fabricantes o de nuevas versiones que incluyan mejoras técnicas o normativas.
Algunos modelos permiten actualizar su software mediante una conexión USB o inalámbrica. Estas actualizaciones pueden mejorar la precisión de lectura del ritmo cardíaco, agregar idiomas, modificar protocolos de descarga o adaptarse a nuevas regulaciones.
Cuando un desfibrilador ya no cuenta con soporte técnico, tiene más de 8 o 10 años de uso, o presenta fallas recurrentes, puede ser momento de considerar su sustitución por un modelo más reciente. Estar actualizado no solo implica cumplimiento legal, también asegura que se cuente con la tecnología más efectiva para salvar vidas.
Señalización y accesibilidad
Una parte esencial del cumplimiento normativo es asegurar que los desfibriladores estén claramente identificados. La señalización debe ser visible desde distintos ángulos y seguir el estándar internacional: una cruz verde con un corazón blanco y un rayo.
Además, el equipo debe estar accesible en todo momento. No debe estar bajo llave, ni colocado en lugares de difícil acceso, como oficinas cerradas, almacenes o pisos superiores sin elevador. Si se instala en una caja con alarma, esta debe poder abrirse fácilmente en una emergencia.
Incluir desfibriladores en los mapas de evacuación, informar sobre su ubicación durante las inducciones de personal y asegurarse de que estén señalizados incluso en condiciones de poca luz son prácticas que refuerzan la respuesta ante una situación crítica.


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